Junto a la artista Monica Rikic, creamos una escultura interactiva que representa la percepción de la identidad en entidades artificiales inteligentes. La obra es un robot divino que busca el significado de su existencia a través de una interfaz espiritual artificial.
Nosotros desarrollamos el concepto de la artista y diseñamos la pieza tecnológica de arte. Creamos una escultura que reacciona ante la presencia del espectador. Mediante un sensor de movimiento, la obra se mueve, crea efectos de luz y sonido y cambia su morfología.